El ciclo Artes Escénicas para la Infancia (AEI) del Bergidum ofrece la semana próxima tres funciones el lunes 22, martes 23 y viernes 26, que incluyen una revista musical como Simplicissimus, una versión de la novela clásica de Stevenson La isla del tesoro y un nuevo trabajo de Teloncillo Teatro. Todas las funciones son a las 18 horas y las localidades tienen un precio de 5 euros. La taquilla abrirá estos días de 17 a 18 horas.

El 22 diciembre, la compañía del coreógrafo Roberto G. Alonso, de origen berciano, presenta Simplicissimus, una revista musical infantil y familiar que nos adentra en el particular universo, divertido y anárquico, del género. Inspirado en las llamadas revistas blancas de mediados del siglo pasado, rememora en clave dancística todos aquellos números musicales y humorísticos. Una propuesta surrealista en la que diferentes disciplinas escénicas (danza clásica, contemporánea, music-hall, claqué, clown…) se combinan para ofrecer una hora llena de imaginación y fantasía. La compañía del coreográfo, berciano de nacimiento, Roberto G. Alonso lleva una trayectoria de más de 16 años como referente de la danza dirigida al público infantil en Cataluña.
El 23 diciembre será Cándido Producciones el que presente La isla del tesoro, una función basada en la novela de Robert Louis Stevenson. La obra cuenta las aventuras y desventuras del viejo pirata Long Jhon Silver en su búsqueda de la isla del tesoro. Sin embargo, esto es una excusa para contar no solo la vida y vicisitudes de los piratas sino para diseñar una atmósfera emocional de la vida en el mar, en la que personajes y acontecimientos surgen como una manera de hacer frente a la existencia de la vida y cabalgan entre la curiosidad, el riesgo, la melancolía y la alegría de andar siempre a la búsqueda de algo misterioso, sugerente.

Teloncillo, por su parte, repone La ramita de hierbabuena en la que su protagonista, Asterio, pasa una serie de peripecias para conseguir la ramita de hierbabuena que su madre necesita para hacer un guiso. Deberá resolver enigmas, superar pruebas, andar por caminos y lugares desconocidos. La ramita de hierbabuena nos cuenta algo que casi todos, siendo niños, hemos vivido alguna vez: el recado al que nuestra madre nos enviaba, acompañando siempre la recomendación de volver pronto.