Cultura

El Bergidum cierra el abono de invierno con Txalaparta que combina música de raíz y danza

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Con coreografía de Jesús Rubio Gamo y siete bailarines de Kukai Dantza en escena, Txalaparta es una hermosa pieza plena de dinamismo que combina la danza contemporánea con la música de raíz del ancestral instrumento tradicional vasco que da título a la obra
Txalaparta

Este trabajo cierra el abono de invierno del Bergidum el próximo miércoles, 30 de abril y forma parte del programa Platea del Ministerio de Cultura. Las localidades (12,50 euros) están a la venta.

Del coreógrafo Jesús Rubio Gamo se vio en el Bergidum dos temporadas atrás, la pieza Gran bolero, premiada con un Max al Mejor Espectáculo de Danza y valorada por el público ponferradino como una de las mejores obras de ese año. La compañía vasca Kukai Dantza, dirigida por Jon Maya, comenzó en el año 2009 una línea creativa basada en la invitación a coreógrafos de distintas procedencias artísticas, para ofrecer una nueva mirada hacia su danza. Ahora, Maya y Jesús Rubio, que firma su primera creación en una compañía que no es propia, han trabajado conjuntamente y el resultado es Txalaparta, que se mueve en el ámbito de la creación contemporánea inspirada en la danza de raíz.

Los bailarines Alain Maya, Arantza Iglesias, Ibon Huarte, Izar Aizpuru, Nerea Vesga, Sua Enparantza y Urko Mitxelena toman la escena a partir del sonido tradicional de la txalaparta, instrumento primitivo formado por tablas de madera golpeadas por otras maderas, unido a la música ambiental y electrónica de Aitor Etxebarria. A partir de estos ingredientes, los pasos de baile de los dantzaris se adaptan a las formas y maneras repetitivas e hipnotizantes de Rubio Gamo.

La seductora mezcla que, como dice un crítico, podía ser explosiva, en el sentido de que pareciese un Cristo con dos pistolas”, da resultado. Lo que sucede en escena es bello, fascinante, cautivador y atrapa la atención del público más variopinto, independientemente de su tendencia, movimiento, edad o género.

A priori, los sonidos de la txalaparta pueden parecer poco bailables. “La txalaparta es un instrumento, pero como dice Juan Mari Beltrán, también es la forma de interpretar un instrumento: trabajando en alternancia, construyendo algo entre dos personas, algo que no es propiedad de ninguno de ellos y es, al mismo tiempo, de los dos… Se puede bailar la txalaparta como instrumento y como concepto, como forma de entender el trabajo y las relaciones”.

En definitiva, Txalaparta es un espectáculo de muchísima fuerza, dinámico, que nace de un proceso de trabajo muy intenso, donde dos trayectorias se cruzan y unen en un momento muy especial. “Creo que la pieza resume muy bien la forma que tenemos de entender el mundo y la creación desde la danza y la música; mostramos cómo suena y cómo baila nuestro mundo”, concluye Jon Maya.

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