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Los vecinos de Anllarinos defienden su pueblo ante la llegada del fuego, un relato en primera persona

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José Antonio Cachón relata como él y sus hermanos y vecinos de Anllarinos decidieron defender su pueblo ante la llegada del fuego devastador
Lucha contra el fuego en Anllarinos

La historia de José Antonio Cachón y de sus hermanos, y de los vecinos de Anllarinos habla de las gentes que decidieron defender su pueblo, el pasado jueves 21 de agosto, cuando el humo negro asomaba detrás de sus tejados anunciando la llegada del fuego devastador del incendio de Anllares.

Recibieron la noticia de Tivo (acalde pedáneo de Anllarinos), su hermano, a través de una imagen en el grupo de la familia y no dudaron en trasladarse desde Ponferrada para afrontar el reto de salvar el pueblo de las llamas, «Conocedores de nuestras limitaciones nos pusimos a disposición de las cuadrillas de bomberos que se encontraban allí (la BRIF y la UME) los verdaderos héroes de esta historia. Lolo, Tivo, Santi, Pedro, Pepe y yo mismo nos convertimos en guardianes de la retaguardia, vigilando con firmeza para evitar que las llamas se propagaran nuevamente cuando el aire arreciaba, dejando la primera línea a los profesionales», afirma José Antonio.

Agradecen a la Guardia Civil que se ocupara de los mayores del pueblo y que pudieran quedarse, junto con otros vecinos de pueblos aledaños, a continuar con «su cruzada contra el fuego», porque como afirma Cachón «nadie conoce el pueblo mejor que ellos», quien además describe como fue esa lucha, «La astucia al cortar uno de los ramales de la red de agua del pueblo que iba para un barrio libre de peligro, hizo que hubiese presión suficiente para cargar los camiones motobomba sin necesidad de largos desplazamientos, les indicamos donde se encontraban los hidrantes que tenemos instalados en nuestro pueblo, lo que marcó un punto de inflexión en la batalla, mientras los hidroaviones, que eran la caballería en esta historia, soltaban esperanza desde el cielo, los camiones motobomba a su vez, ponían freno al avance de las llamas y enfriaban las zonas controladas».

José Antonio y Lolo (su hermano) llevaron las mangueras que los bomberos pedían ya exhaustos después de catorce días al pie del cañón luchando contra el fuego, «les ayudábamos a extenderlas y a cortar agua cuando había que empalmar un tramo para avanzar en la contención del diablo, digo bien, porque aquello era un verdadero infierno».

El incendio amenazó también al cementerio por lo que ambos hermanos ayudaron al bombero de la BRIF a despejar una zona de arbustos armados con una motosierra que trajeron de su propia casa. «Mientras tanto, Lolo, Santi, Rubén, Arcadio, y algún vecino más, ayudaban a arrastrar la maleza a un lugar seguro lejos de las llamas que se acercaban con la decisión de arrasarlo todo. Ya con la motosierra en las manos de mi sobrino Óscar y el resto limpiando el material combustible, hizo todo mucho más sencillo y así se le pudo ganar la guerra al fuego, con el esfuerzo de vecinos, bomberos y los camiones motobombas que ahora eran nuestra mejor arma en esta pelea junto a un bulldozer que perimetraba el pueblo entre las llamas en un último intento de resistencia, puesto que, los hidroaviones dejaron de llegar al anochecer».

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El trabajo conjunto de brigadistas y vecinos inclinó definitivamente la balanza a su favor en la lucha contra el fuego, una prueba más de que la unión y la solidaridad son, como afirma Cachón, armas poderosas en momentos de crisis. «Anllarinos, con su valentía y determinación logró proteger sus raíces y sus recuerdos, convirtiéndose en un ejemplo de resistencia y superación. De otro modo, les estaría contando ahora, la historia de un pueblo desaparecido en la nueva España quemada».

Pero el fuego volvió el lunes, 25 de agosto, «se ha vuelto a reavivar muy próximo al pueblo por causas desconocidas todavía, pero esta vez gracias a los pobres y valerosos muchachos de las brigadas de extinción de la Junta de Castilla y León, y digo pobres por lo mal pagados que están, además de contar sólo con ocho meses de contrato y gracias también al equipo de bomberos de Navarra pudimos volver a ganar otra batalla donde el tiempo nos dirá si habrá sido la última», concluye José Antonio Cachón su relato de vida por defender sus raíces e identidad.

El martes, 26 de agosto, se tuvo que volver a evacuar el pueblo y el CECOPI ha subido el nivel de peligrosidad a IGR2.

Las imágenes del video que el propio José Antonio Cachón grabó lo dicen todo.

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