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El Día Mundial de las Aves Migratorias se centra en la importancia del agua en los ecosistemas acuáticos

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Bajo el lema «Agua: vital para las aves», la Junta quiere enfatizar la importancia de los ecosistemas acuáticos en la conservación de las aves migratorias. Talleres de educación ambiental, talleres de observación de fauna son algunas de las actividades programadas para el fin de semana del 13 y 14 de mayo en toda la Comunidad.

El Día Mundial de las Aves Migratorias es una campaña anual de sensibilización y divulgación que pone de relieve la necesidad de conservar las aves migratorias y su hábitat. Se celebra siempre el segundo sábado de los meses de mayo y octubre, siendo una forma de reflejar la naturaleza cíclica de la migración de las aves, así como el hecho de que existen distintos periodos de máxima migración en los hemisferios norte y sur. Cada año se selecciona un lema que ayuda a centrar la atención sobre las amenazas a las que se enfrentan las aves migratorias, su importancia ecológica y la necesidad de cooperación internacional para conservarlas.

El tema escogido para este año 2023 es ‘Agua: vital para las aves’, un eslogan que ayuda a centrar la atención en que la gran mayoría de las aves migratorias dependen de los ecosistemas acuáticos durante sus ciclos vitales. Humedales interiores y costeros, ríos, lagos, arroyos, marismas y embalses son vitales para alimentarse o anidar, y también como lugares para descansar y repostar durante sus largos viajes migratorios.

Actualmente, más del 35% de los humedales en el planeta se ha perdido desde 1970, y esta pérdida se está acelerando en las últimas décadas, estando cada vez más amenazados y también las aves migratorias que dependen de ellos. La creciente demanda humana de agua, así como la contaminación y los efectos del calentamiento global, están teniendo un impacto directo en el estado de conservación de muchas aves migratorias. Por lo tanto, es necesario dar prioridad a la restauración de los humedales como factor clave para evitar su desaparición, haciendo un llamamiento a que se adopten medidas para revitalizar y restaurar los humedales degradados.

Los humedales son uno de los entornos más productivos del mundo, alojan una importantísima diversidad biológica, y proporcionan el agua y los recursos de las que dependen innumerables especies de plantas y animales para sobrevivir y prosperar, además de ayudarnos a prevenir y adaptarnos al evidente cambio climático actuando como sumideros de carbono.

Conocer para conservar: seguimientos mensuales de aves acuáticas migratorias

Las aves acuáticas migratorias forman parte del rico patrimonio natural de Castilla y León. Este grupo faunístico hace uso de la red de ecosistemas acuáticos presentes en la región, donde se alimentan y descansan, antes de continuar el largo viaje a través de sus rutas migratorias entre Europa y África. Muchas de estas zonas húmedas, en concreto 297, están incluidas en el Catálogo de Zonas Húmedas de Interés Especial, aprobado en 1994, ampliado en 2001, otorgando a estos humedales un reconocimiento y régimen de protección que permita su conservación. Además, dos de ellos, la laguna de La Nava, en la provincia de Palencia y las Lagunas de Villafáfila, en la provincia de Zamora, están incluidos en la Lista Ramsar, figura de protección internacional declarada para la conservación del hábitat de aves acuáticas.

Este grupo de especies son consideradas bioindicadoras, siendo su estudio y seguimiento una herramienta clave para conocer la evolución del estado de conservación de las zonas húmedas que utilizan y detectar detectar posibles presiones y amenazas que estén actuando sobre ellas. De igual modo, la información recogida permite proponer recomendaciones de uso y gestión eficaces, a corto y medio plazo de estos espacios naturales.

El aspecto más relevante de este programa es su capacidad para proporcionar tendencias de poblaciones de aves a largo plazo, mediante la recogida de datos de forma estandarizada: recuentos efectuados con la misma metodología y en los mismos sitios cada año. De esta forma, se dispone de información sobre la evolución de las poblaciones de aves acuáticas y su estado de conservación, teniendo en cuenta que esta información es crucial para su gestión.

Archibebes, correlimos, fumareles…

Desde hace cuatro años se lleva a cabo el seguimiento mensual coordinado de las aves acuáticas migradoras en determinados humedales seleccionados en cada provincia: la laguna de El Hoyo (El Oso), el embalse del Rincón y el embalse de Serones-Río Voltoya, las balsas de riego de Mazagos y Las Cogotas en Ávila, la laguna de Atapuerca y las lagunas de Bárcena (Gayangos) en Burgos; la laguna de Santiz y el balsón de Santa Marina en León; la laguna de La Nava, la laguna de Boada de Campos y la laguna de Pedraza en Palencia; el Azud de Riolobos, la laguna de El Cristo, las lagunas de La Cervera y de La Zarza en Salamanca; las lagunas de Cantalejo en Segovia; el embalse de Monteagudo de las Vicarías en Soria; el embalse de San José (Castronuño) en Valladolid; y las Lagunas de Villafáfila en Zamora.

En los seguimientos realizados durante el pasado año 2023 se contabilizaron un total de 161.698 ejemplares de aves acuáticas pertenecientes a 79 especies, detectándose especies migratorias escasas por el interior peninsular como los correlimos tridáctilos o las agujas colipintas o especies más comunes y numerosas como los correlimos comunes o los chorlitejos grandes.

Los humedales más importantes por número de ejemplares detectados han sido las Lagunas de Villafáfila en Zamora con 56.427 ejemplares de 57 especies, el azud de Riolobos en Salamanca con 33.599 de 53 especies, los humedales de La Nava (19.285 ejemplares de 55 especies) y Boada de Campos (17.270 de 48 especies) en Palencia, la laguna de El Hoyo (El Oso) en Ávila con 13.257 ejemplares de 51 especies.

Las cinco especies más abundantes fueron el ánade azulón (52.867 ejemplares), la avefría europea (20.956 ejemplares), la cerceta común (13.908 ejemplares), el chorlito dorado europeo (11.981 ejemplares), la grulla común (8.073 ejemplares), el cuchara común (7.386 ejemplares) y el ánsar común (7.003 ejemplares) que representan alrededor del 75 % del total de los ejemplares contados durante el año 2020. Por otra parte, se detectaron especies poco habituales como el correlimos de Temminck o faralopo picogrueso, así como especies raras o accidentales como el correlimos semipalmeado, con observaciones puntuales de ejemplares aislados

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