Cultura

Esther Folgueral presenta su quinto poemario “Toma de tierra”

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Esther Folgueral.

La poeta berciana Ester Folgueral presenta su nuevo libro, “Toma de tierra”, el 13 de junio en el café Termita a las 19:00 horas. Estará acompañada por Miguel A. Varela, José Luis Suárez Roca, el editor de Gravitaciones, y la música de Lolo Moldes.

Después de «Iucharba» (1988), «La espada azul» (Premio Nuevas Escrituras Canarias, 1995), «Memoria de la luz» (Mención Especial Premio Manuela López, 2006) y «Lo indestructible» (2010) —así como varias plaquetes y poemas incluidos en antologías—, «Toma de tierra» es el quinto poemario publicado por Ester Folgueral, poeta, periodista y profesora de escritura creativa.

Nacida en la comarca del Bierzo, Folgueral es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, y ha trabajado en distintos medios de comunicación en Madrid y Canarias, y fue columnista del Diario de León. Su obra aparece recogida en ‘Poesía para vencejos’ (Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, 2007), ‘Sagrado Invierno’ (ed. Luis Carnicero, 2012), ‘Claraboya y sus amigos’ (Eolas, 2014), y en revistas y suplementos literarios.

La poeta Laura Giordani ha escrito en el prólogo de Toma de tierra:
“Se trata de una escritura coherente con una actitud vital cuya nota clave es el despojamiento, el deshacerse de todo lo sobrante, lo inútil, lo altisonante.

El poemario está constituido por tres estancias porosas, comunicadas a través de la imagen de la toma de tierra. En la primera de ellas, El Vulnerable Animal, hay un descenso a las raíces, al árbol de la infancia, a un mundo en el que la casa abierta está atravesada por fantasmas y se camina a la sombra de los muertos.

En El Río Lava El Tiempo hay un recorrido por la herida, paisajes de lo que ha sido expoliado. Las despedidas. La memoria reconstruida y el reconocimiento de todas las muertes que sostienen lo que hoy vive. Y su agua es capaz también de lavar las heridas.

La última estancia del libro se llama Resistencia.
El libro está atravesado por apariciones y espectros que se dan cita en el presente del poema, hilvanados por el lenguaje y la memoria. Vivos y muertos se reencuentran en las páginas y la linealidad del tiempo se hace añicos: ingresamos a un espacio difícil de precisar, a una especie de tiempo primigenio en el que al nombrar muertos, nacen orugas musicales. Un tiempo circular en el que subsisten esas sobras de amor que nadie recoge y algo muere en algún lugar para sostener lo que vive”.

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