Cultura

La Oficina de Turismo de Molinaseca inaugura la exposición ‘Tamboriteros y danzantes.Ruta Vía de la Plata’

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Exposición de tamboriteros y danzantes en la Oficina de Turismo de Molinaseca.

La Oficina de Turismo de Molinaseca acoge la exposición ‘Tamboriteros y danzantes. Ruta Vía de la Plata’ que se inauguró este sábado, 14 de agosto a las 20 horas. La muestra está comisariada por Rafael Busto.

Se puede visitar en agosto los lunes y martes de 16 a 19 horas, los miércoles y sábados de 10 a 18 horas, y los domingos de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas. La exposición estará abierta el público hasta el 15 de septiembre.

“Las flautas de una mano y tambor constituyen uno de los testimonios de la existencia de una música que constituía uno de los principales símbolos de la unidad europea” (Marcos Fregnani-Martins, profesor de flauta de la Universidad Otto Friedrich de Bamberg).

Los juglares y ministriles jugaron un importantísimo papel en su utilización y divulgación por toda Europa.

La exposición

“Se trata de un instrumento meramente europeo, cuyo origen puede situarse a principios del siglo XIII. El conjunto flauta y tambor, en el cual se puede tocar la flauta con una mano y con la otra algún tipo de tambor, es históricamente y sigue siendo el primer ejemplo de músico individual completo: un ejecutante produce a la vez melodía y ritmo” (Jeremy Montagu, profesor de organología histórica de la Universidad de Oxford).

El conocimiento de este instrumento y el aprendizaje de su manejo se adquiere generalmente por tradición familiar o por imitación de los tamboriteros de la comarca, y también, en los últimos años, dentro de algunas escuelas municipales. No cabe duda de que, para aprender a tocar, es necesario beber en las fuentes originales de la tradición y empaparse de su ancestral sabiduría viendo actuar directamente a los excelentes intérpretes mientras exista la posibilidad de ello.

El hecho de que se tengan referencias iconográficas y/o literarias, ilustraciones y hasta leyendas acerca de este instrumento nos indica que este ocupó un lugar destacado en muchas más zonas de las que en la actualidad lo conservan, si bien de manera debilitada pero no rota, y nos permite aseverar que el conjunto chifla-tamborín son el exponente instrumental más representativo del territorio representado en esta exposición.

Con el término “Danza” nos referimos a un tipo de baile organizado coreográficamente, frente a otros bailes de carácter popular más espontáneo y de divertimento. Estos últimos han llegado a nosotros como bailes sueltos o agarrados que han evolucionado, bien por asimilación de influencias, bien por adaptación a nuevos contextos. Hablamos de danzas rituales frente a jotas, titos, corridos, muñeiras, fandangos, bien parados, etc.

Las danzas rituales nos conectan con la auténtica identidad e idiosincrasia de los pueblos, con aspectos que las diferencian del baile popular. La relación social principalmente en pareja, en oposición a una danza grupal enmarcada dentro de un rito o una ceremonia del tipo que sea, constituye la principal diferencia entre baile y danza. Los danzantes, habitualmente con danzas propias por sexos, suelen utilizar para la realización de las danzas algún tipo de indumentaria especial.

Un grupo especial de estas danzas lo constituyen las que se han desarrollado dentro de las manifestaciones religiosas.

Dos son las festividades principales en las que aparecen este tipo de “danzas” a lo largo de estos siglos. La celebración de la fiesta del Corpus Christi, que se generaliza en Europa a partir del siglo XV, contaba, además de con la celebración puramente religiosa, con la presencia de danzas y autos sacramentales, así como corridas de toros, comedias y bailes. Mayoritariamente aparece la figura del tamboritero en las danzas, pero en algunas ocasiones también aparecen los gaiteros. Igualmente, la festividad de la Asunción estaba acompañada de danzas y canciones populares con un sentido religioso.

No obstante, hay que buscar los orígenes de todas ellas en el siglo XII, época en la que el Papa Urbano IV manda celebrar la fiesta del Corpus y su Octava, siendo esta una fiesta estival y que consiste en la exaltación de Dios en la calle. Se busca un modo popular de celebrar la fiesta, y para que este alcance su máximo esplendor y vistosidad, se introducen elementos que evolucionarán localmente de diferentes maneras. Participarán en su organización gremios y cofradías, incorporando y preparando ellos mismos diferentes danzas y representaciones. El devenir de los siglos ha hecho que estas danzas también se desarrollen en otro tipo de fiestas patronales.

Con esta exposición se pretende destacar la importancia y la interrelación entre tamboriteros y las manifestaciones religiosas vinculadas a las danzas, los cuales han llegado a nuestros días como elementos a conservar y preservar dentro del conjunto de nuestro gran patrimonio inmaterial. Entre los elementos que conforman esta exposición se encuentran tambores, flautas y fotografías antiguas de tamboriteros y danzantes de la Ruta de la Plata. Tenemos la suerte de contar con algunos ejemplares que pertenecieron a tamboriteros emblemáticos de este recorrido. Se trata de una exposición que dejará abiertos varios frentes para un tratamiento más específico en posteriores ediciones de este evento y que aspira a consolidarse en Molinaseca a través del Encuentro de tamboriteros “El Sapín”.

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