El portavoz del colectivo anti desahucios, Juan Álvarez, se entrevistó el pasado miércoles con el director de zona de la entidad Caja Rural, en Ponferrada, para negociar la situación de cinco familias que tienen solicitada la dación en pago o una carencia en el pago de su hipoteca. La reunión, que duró tres horas y media, estuvo arropada por una concentración de unas cincuenta personas a las puertas de la entidad, ubicada en la Plaza de Lazúrtegui.
Concretamente se trata de dos familias que han solicitado una carencia en su hipoteca, a través de la plataforma Stop Desahucios, y de otras tres que tienen presentados desde hace meses los documentos, en dicha entidad bancaria, para conseguir la dación en pago. Todas ellas familias abocadas a esta situación por circunstancias ajenas a su voluntad que debido a la crisis y a la pérdida de sus puestos de trabajo, incluso de todos los miembros de la unidad familiar, se han visto obligadas a dejar de pagar sus hipotecas para poder cubrir sus necesidades más básicas; entre ellas dar de comer a sus hijos.
El compromiso adquirido por el responsable de la entidad financiera es una carencia, total o permanente, con una cuota de 150 euros para una de las familias, concretamente para la compuesta por J.M.A.F. y M.R.M., un joven matrimonio desempleado con dos niños de corta edad, uno de ellos y la madre con una grave enfermedad. Para la segunda familia; el matrimonio formado por M.E,M.R. y L.A.G.G., ambos parados de larga duración, se ha conseguido una carencia de 300 euros. Ambas carencias se mantendrán mientras no mejore la situación económica de ambas familias que en la actualidad es más que precaria.
En el caso de las tres familias que han solicitado, hace meses la dación en pago a través del colectivo Stop Desahucios, Caja Rural se ha comprometido a poner a la venta las tres viviendas. Si durante el plazo fijado, aún sin establecer, las propiedades no se venden, la entidad bancaria se compromete a aprobar la dación en pago. Se trata de un matrimonio joven compuesto por R.C.A.F. y V.C.L., ambos en el paro desde hace años cuyo único sustento es el subsidio de desempleo del esposo, y de dos hombres solteros; M.A.O., también desempleado de larga duración que vive con su madre viuda, y A.C.C., un joven con problemas de salud y pendiente de un proceso judicial.
