Bierzo

Tomás Bañuelos: “Fabero tiene raíces de sacrificio, es un pueblo de gente abierta”

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El Festival del Botillo de Fabero celebró el sábado en el Recinto Ferial su edición número 21, un evento organizado por la Asociación de Jubilados y Pensionistas El Cangalón y para el que el Ayuntamiento solicitará la apertura del expediente de Fiesta de Interés Turístico Provincial. Además, en esta ocasión contó como mantenedor con el escultor faberense y profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Complutense de Madrid, Tomás Bañuelos Ramón.

Con la elección de Tomás Bañuelos como mantenedor la Asociación, El Cangalón quiso agradecer al artista todo lo que está haciendo por convertir a Fabero en un referente cultural a través de los talleres artísticos de verano Cian, con los que además se pone en valor el patrimonio inmaterial del pueblo.

Los talleres, que se volverán a celebrar el próximo verano y que contarán con la presencia de artistas de la talla de Félix de la Concha y Antonio López, han sido también motivo para que el Ayuntamiento decidiera poner el nombre de Tomás Bañuelos al Recinto Ferial e inaugurarlo con una placa a la entrada del mismo.

Agradecido por la muestra de cariño por parte de sus vecinos, Tomás decidió regalar dos esculturas que darán el nombre de Noche y Día a los dos espacios que forman parte del Recinto Ferial.

Del botillo, Bañuelos recordó la tradición que le une todos los años con la vianda del Bierzo, el día de Año Nuevo comparte con su familia un botillo que le regala un amigo a su padre.

Sobre su pregón, el artista manifestó que quiso que estuviera relacionado con las experiencias que vivió en Fabero hasta los 16 años, con su familia, amigos y vecinos, porque luego marchó a estudiar fuera lo que fue su pasión, la escultura, y mencionó a Iginio Vázquez, el autor de la emblemática escultura del minero que recuerda y simboliza desde hace 50 años el pasado de lucha y sacrificio de todo un pueblo.

El Festival del Botillo de Fabero contó en esta ocasión con más de 250 personas que degustaron el menú preparado por Casa Dolores de Lillo y consistió en un entrante de ensalada con frutos secos y queso de cabra; el pato principal con botillo, chorizo y costilla adobada con cahelos y repollo; y un postre con dos tipos de tarta, helada y al horno.

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